El término “turismo revolucionario” me llama a pensar en dos vías; una, la evolución del turismo en el tiempo, junto a las nuevas tendencias de sostenibilidad y economía creativa que van teniendo auge en los últimos tiempos; y la otra, relativa a la memoria y los espacios históricos de una lucha, de los que se dispone para su difusión, entendimiento y remembranza, compartida entre visitantes locales y extranjeros.
En este particular, me quiero orientar por la segunda vía, no obviando que para su trascendencia, la primera vía tiene que evolucionar hacia tendencias populares locales, más que a los refritos importados de destinos con “desarrollo amigable”.
La creación y práctica del turismo en estos tiempos, no deberían ser tratadas sólo como una estrategia económica para posicionar un país; se hace imprescindible “promover y acoger un turismo inteligente, militante, que no se sienta satisfecho con solo fotografiar el monumento a sus espaldas, sino que se interese por entender la compleja realidad de la cultura de un lugar.”[1]

Un caso particularmente interesante es el de la República Popular de China y su Turismo Rojo. Con gran éxito entre las generaciones más jóvenes, el gigante asiático ha impulsado la actividad turística en sitios de gran relevancia para la historia del Partido Comunista de China y su máximo dirigente Mao Zedong.
Es un proyecto que busca revitalizar, sobre todo, las zonas rurales; entre las que se encuentra Ruijin y Yan’an. Raijin es un pequeño pueblo en las montañas del sureste chino, en donde Mao Zedong estableció el gobierno soviético chino; hoy es una de las capitales del Turismo Rojo. Yan’an, conocida por sus casas talladas en roca, ubicada en la región centro-norte de Shaanxi, fue el punto final de la “Larga Marcha”, en donde cientos de miles de soldados caminaron más de diez mil kilómetros para escapar de las fuerzas nacionalistas del Kuomintang.
La gran expectativa para este año 2020, es la culminación de un parque temático sobre el Comunismo, también en la ciudad de Yan’an, como parte de las celebraciones al cumplirse cien años de la fundación del Partido Comunista Chino.

Dai Bin, presidente de la Academia de Turismo de China, confirmó: “El Turismo Rojo es ante todo un proyecto político, que le recuerda a los jóvenes y a la gente rica la dificultad de los tiempos.”[2]
Es de esperarse que el turismo revolucionario no solo se quede en China. Existen acuerdos firmados entre los gobiernos de Rusia y China, logrando que operadores turísticos chinos organicen recorridos con temática “roja” entre Rusia, Alemania, el Reino Unido y la antigua Yugoslavia, rememorando los pasos de personajes como Lenin, Marx y Engels.
Cruzando al continente americano, la Isla de Cuba es tomada en cuenta como un destino histórico protagonista de la cultura comunista; andar por las vías de Fidel y el Che, sumado a que, para muchos resulta cautivadora la idea de conocer en persona un sistema diferente, sobreviviente “a la caída del campo socialista gracias al turismo, pues Cuba encontró en sus paisajes y cultura una fuente inmediata de ingresos para salvar a la Revolución y sus conquistas sociales.”[3]
La “Tierra de Lagos y Volcanes” no se queda desapercibida; Nicaragua es la madre de grandes revolucionarias y revolucionarios. La “Ruta Revolucionaria” de éste país centroamericano incluye nueve departamentos: Rivas, Matagalpa, Jinotega, Río San Juan, Masaya, Madrid, León, Estelí y Managua, en los que se aprecia destacados recursos históricos sobre la lucha del General Augusto C. Sandino y de la gesta heroica de la Revolución Popular Sandinista.
Recientemente, durante la Feria Internacional de Turismo FitCuba 2019, Cuba, Nicaragua y México -otro país con una gran riqueza natural y de historia revolucionaria- impulsaron un proyecto de viajes multidestinos para favorecer los flujos turísticos en la región. Aunque, en esta alianza estratégica, no se precisa el desarrollo de una temática revolucionaria, sería interesante, beneficioso y sobre todo didáctico, diseñar el trayecto de nuestras revoluciones o de lxs revolucionarixs.
La militancia y el esparcimiento pueden ser un desafío complejo, y el Turismo está llamado a cumplir su rol. Una sólida presencia de los valores patrimoniales puede contrarrestar ciertos direccionamientos propios del mundo contemporáneo, como la obsesión por lo nuevo, la transculturización y la gentrificación. Así pues, con el Turismo Revolucionario es posible reforzar el reconocimiento cultural, generar desarrollo social y consolidar la identidad nacional.
[1] Cuadernos Docentes: Culturas, identidades y gestión turística, No.1 2007. Universidad de Cuenca – Ecuador
[2] Turismo rojo: un negocio y un proyecto político. www.china-files.com
[3] La revolución del turismo en Cuba. Charly Morales Valido. www.revolucióncubana.cip.cu
Otras notas consultadas:
Turismo rojo: otro color para el turismo. www.entornoturistico.com
Nueve departamentos conforman la Ruta Revolucionaria. www.intur.gob.ni
Cuba, Nicaragua y México apuestan por el multidestino turístico. www.el19digital.com